El Nattō, con su textura pegajosa y aroma característico, ha sido durante siglos una joya culinaria en el corazón de Japón. Este alimento, elaborado a partir de soja fermentada, ha trascendido generaciones, convirtiéndose en un pilar fundamental de la dieta tradicional japonesa. Su sabor, que para muchos puede resultar desafiante al principio, esconde tras de sí una rica historia y un legado cultural que pocos alimentos pueden igualar.
Sin embargo, en la era digital en la que vivimos, el Nattō ha experimentado un renacimiento inesperado. Las redes sociales, con su poder de globalización, han catapultado este plato a la fama internacional. Ya no es raro encontrar en plataformas como Instagram o TikTok a influencers y gourmets de todo el mundo aceptando el “desafío Nattō”, compartiendo sus reacciones y, en muchos casos, rindiéndose ante su sabor único. Esta tendencia ha generado un puente cultural, donde lo tradicional se fusiona con lo moderno, y donde un plato que ha sido consumido durante milenios en Japón comienza a ser degustado y apreciado en rincones lejanos del planeta.
La presencia del Nattō en la cultura japonesa es innegable. Desde los desayunos en las casas tradicionales hasta su aparición en programas de televisión y festivales gastronómicos, este alimento ha sido y sigue siendo un reflejo de la identidad y la tradición de un país que, a pesar de su rápida modernización, sigue valorando y preservando sus raíces.
¿Qué es el Nattō?
En esencia, el Nattō es soja fermentada. Aunque esta descripción puede sonar simple, el proceso de fermentación y las características únicas que adquiere la soja durante este proceso lo convierten en algo verdaderamente especial. La fermentación se lleva a cabo gracias a una bacteria específica, conocida como Bacillus subtilis, que transforma las semillas de soja en un alimento pegajoso, con hilos viscosos que se forman al moverlo.
Más allá de su apariencia, el Nattō es un alimento que despierta pasiones. Para algunos, su textura pegajosa y su aroma distintivo son un desafío culinario, mientras que para otros, representa la esencia de la tradición y la cultura japonesa.
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Historia y origen del Nattō
El Nattō tiene sus raíces profundamente ancladas en la historia milenaria de Japón. Su origen se remonta a tiempos antiguos, donde las leyendas y la realidad se entrelazan, dando lugar a diversas teorías sobre su primera aparición. Algunos relatos sugieren que fue descubierto accidentalmente cuando guerreros japoneses cocieron soja y la almacenaron en paja de arroz, permitiendo que fermentara naturalmente.
Con el paso de los siglos, el Nattō fue evolucionando, no solo en su método de preparación sino también en su significado cultural. Durante el período Nara (710-784), se introdujo por primera vez en Japón, probablemente desde China. Sin embargo, fue en el período Kamakura (1192-1333) cuando comenzó a ganar popularidad entre la aristocracia y los guerreros. Su presencia se consolidó aún más en el período Muromachi (1338-1573), donde junto con el tofu, se convirtió en un elemento esencial de la cocina vegetariana inspirada en el budismo.
El Nattō alcanzó su estatus de alimento básico en la dieta japonesa durante el período Edo (1603-1867). En esta época, no solo se documentó en libros de cocina, sino que también se popularizó en los hogares, siendo considerado un alimento nutritivo y fácil de preparar. La sencillez de su elaboración, que consistía en remojar las semillas de soja, hervirlas o cocinarlas al vapor, y luego mezclarlas con la bacteria Bacillus subtilis para fermentar, lo convirtió en un alimento accesible para todos.
Sin embargo, la historia del Nattō no se limita a Japón. Con la globalización y el intercambio cultural, este alimento comenzó a introducirse en otras culturas. Aunque su recepción fue mixta, debido a su textura y aroma distintivos, en algunos lugares fue adoptado con entusiasmo, mientras que en otros, se convirtió en un desafío culinario. Lo que es indiscutible es que, más allá de las fronteras de Japón, el Nattō ha dejado una huella imborrable, siendo un testimonio del rico tapeiz cultural que la gastronomía puede tejer entre naciones.
Elaboración y características de Nattō
El Nattō es un alimento que, a simple vista, puede parecer sencillo, pero su proceso de elaboración es un arte milenario que combina precisión, paciencia y tradición.
Proceso de fermentación: La magia del Nattō comienza con la soja, una legumbre que se ha cultivado en Asia durante miles de años. Una vez seleccionadas las mejores semillas, se remojan en agua durante varias horas para que se ablanden. Posteriormente, se cocinan al vapor hasta que alcanzan la textura deseada. Una vez cocidas, se mezclan con la bacteria Bacillus subtilis, que es el agente fermentador clave en este proceso. Esta mezcla se deja fermentar en un ambiente cálido durante un día, permitiendo que la bacteria actúe y transforme las semillas de soja en el Nattō que conocemos.
Textura, olor y sabor: Una vez fermentado, el Nattō adquiere sus características más distintivas. Su textura pegajosa es inconfundible, formando hilos viscosos al moverlo. Esta textura, aunque puede resultar extraña para quienes lo prueban por primera vez, es apreciada por muchos por su singularidad. En cuanto al olor, es fuerte y penetrante, una característica que lo hace inconfundible. El sabor, por su parte, es distintivo y complejo, con notas umami y un ligero toque amargo que lo hace único.
Presentación y acompañamientos tradicionales: En Japón, el Nattō se presenta generalmente en pequeñas porciones, servidas en cuencos de madera o cerámica. A menudo se acompaña de mostaza y cebolla picada, que realzan su sabor. También es común añadirle salsa de soja para darle un toque salado. Tradicionalmente, se sirve con arroz, formando un desayuno completo y nutritivo. Además, en algunas regiones, se acompaña con algas nori, aportando un contraste crujiente que complementa su textura pegajosa.
Este alimento, con su rica historia y características únicas, es un testimonio de la riqueza gastronómica de Japón y de la habilidad de sus habitantes para transformar ingredientes simples en delicias culinarias.
Valor nutricional y beneficios para la salud
El Nattō no es solo un alimento con un sabor y textura únicos; es también una fuente inagotable de nutrientes esenciales que lo convierten en un superalimento dentro de la gastronomía japonesa.
Tabla nutricional para cada 100 g de Nattō
Calorías | 212 |
---|---|
Grasas totales | 11 g |
- Ácidos grasos saturados | 1,6 g |
Colesterol | 0 mg |
Sodio | 7 mg |
Potasio | 729 mg |
Hidratos de carbono | 14 g |
- Fibra alimentaria | 5 g |
- Azúcares | 4,9 g |
Proteinas | 18 g |
Vitamina C | 13 mg |
Hierro | 8,6 mg |
Vitamina B6 | 0,1 mg |
Magnesio | 115 mg |
Calcio | 217 mg |
Vitamina D | 0 IU |
Vitamina B12 | 0 µg |
Componentes nutricionales: Uno de los principales atractivos del Nattō es su alto contenido de proteínas, esenciales para la construcción y reparación de tejidos en nuestro cuerpo. Además, es una excelente fuente de fibra, lo que favorece la digestión y contribuye a la sensación de saciedad. Pero eso no es todo; este alimento fermentado es rico en vitaminas, especialmente en vitamina K2, esencial para la coagulación de la sangre y la salud ósea. También aporta una variedad de minerales, entre los que destacan el hierro, el calcio y el zinc, fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Beneficios para la salud: Consumir Nattō no solo es una experiencia culinaria, sino también una inversión en nuestra salud. Gracias a sus componentes, este alimento ha sido asociado con la prevención de enfermedades cardiovasculares. La vitamina K2 juega un papel crucial en la prevención de la calcificación arterial, reduciendo así el riesgo de ataques cardíacos. Además, su contenido de fibra favorece una digestión saludable, previniendo problemas como el estreñimiento. También se ha sugerido que el Nattō puede tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que podría contribuir a la prevención de enfermedades crónicas y al envejecimiento saludable.