Son muchos los ingredientes y las recetas japonesas que se han ido introduciendo con gran éxito en la cocina occidental, como el sushi, el sukiyaki o la propia salsa de soja. Aunque la cocina nipona esconde otros tesoros gastronómicos no tan conocidos, como el furikake, uno de los condimentos más utilizados en el país del sol naciente.
Pese a que su origen es relativamente reciente, el furikake se ha convertido en uno de los ingredientes básicos de la gastronomía japonesa, con un buen número de variantes. El furifake resulta ideal para potenciar el sabor de numerosos platos, y es un aderezo tan versátil que podemos usarlo en casi todo tipo de recetas, aunque no sean de origen japonés. Y lo mejor de todo es que la preparación de nuestra propia mezcla casera resulta muy sencilla.
Qué es el furikake, el condimento que se espolvorea
El término japonés furikake procede del verbo furikakeru, que, traducido al español, significa espolvorear. Tal denominación define perfectamente la finalidad de este condimento seco, el cual se espolvorea directamente sobre los platos como una especia, sobre todo en el arroz blanco, aunque también en guisos, sopas, pescados y pastas.
La variante más extendida se elabora con alga nori deshidratada, semillas de sésamo tostadas y pescado seco; por lo general, bonito. Asimismo, suele llevar azúcar y sal, por lo que su sabor es entre dulce y salado, siendo su textura crujiente una de sus principales características. Pero en realidad puede incorporar otros muchos ingredientes, como gambas secas, hojas de shiso, huevas, miso, té verde, chile, alga kombu y distintas variedades de pescado.
Las variantes de furikake a la venta en establecimientos comerciales cuentan, además, con potenciadores de sabor y aromas diversos; o bien, se ofrecen versiones basadas en un ingrediente predominante, así como variedades regionales e, incluso, furikake gourmet con envases de lujo para un público más sibarita.
Al ser un producto seco con un sabor muy concentrado, se envasa en formatos pequeños y se suele emplear como una especia más, aunque en la actualidad existen variantes con una textura más húmeda, pero tienen un periodo de conservación más corto. El clásico furikake de textura seca se conserva durante largos periodos de tiempo a temperatura ambiente, aunque conviene recordar que van perdiendo poco a poco el aroma.
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Breve historia del furikake, una brillante ideal para combatir la falta de calcio
El origen del furikake se remonta a principios del siglo XX (1912-1926), en la isla de Kyushu, ubicada al sur de Japón.
Era una época en la que Japón estaba sumido en un proceso de transformación social y económica, lo que produjo una carencia de alimentos básicos para buena parte de la población. La alimentación deficitaria provocó una preocupante falta de calcio, especialmente dentro de la población infantil.
Fue entonces cuando al farmacéutico Suekichi Yoshimaru se le ocurrió la idea de preparar un condimento para agregar más nutrientes a uno de los productos básicos de Japón, el arroz. Su idea fue triturar pescados secos y enteros, combinándolos con semillas tostadas y algas. De ese modo, el arroz se enriquecía en gran medida de calcio, y los niños más pequeños lo ingerían sin problemas, puesto que las semillas y las algas camuflaban el sabor a pescado.
Yoshimaru bautizó su condimento como Gohan no Tomo (“amigo del arroz”) y muy pronto disfrutó de mucha popularidad entre toda la población japonesa. A este “amigo del arroz” lo podemos considerar como el verdadero precursor del furikake de la actualidad.
Usos del furikake en la cocina oriental y occidental
A diferencia de otras elaboraciones más exóticas de la cocina nipona, el furikake encaja perfectamente en la gastronomía occidental, puesto que no requiere conocimientos especiales sobre la cultura culinaria japonesa. Lo podemos considerar como una mezcla de especias que casi todos tenemos en casa, por lo que podemos experimentar sin problemas durante su elaboración y condimentación.
Ahora bien, el uso más tradicional del furikake es como condimento final del arroz cocido, ya sea solo o formando parte de platos más completos, como el poke o el chirashisuzhi. En su país de origen también se emplea para espolvorear los triángulos y bolas de arroz (omusubi u onigiri), platos de pasta, sopas, huevos fritos o escaldados, curris, tófu, pescado a la parrilla, etc.
Es más recomendable añadir el furikake a los platos calientes para que el vapor cálido potencie su sabor y ayude a absorber sus ingredientes. No obstante, también se agrega a platos fríos, logrando una apetecible textura crujiente. Por ejemplo, en ensaladas de todo tipo.
Otra buena opción para los amantes de su sabor es utilizarlo como ingrediente previo a la elaboración de un plato. Por ejemplo, añadirlo al batir unos huevos para preparar una tortilla, en el caldo de un guiso o consomé o en la mezcla de carne picada para hamburguesas, pastas o albóndigas, entre otras muchas alternativas.
Su uso en Estados Unidos es cada vez más popular y ya es habitual condimentar pizzas, patatas fritas, perritos caliente e, incluso, palomitas con furikake.